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Entrevistas

Martes 17 de Diciembre de 2013

La Sala Aparecidas, el hogar del teatro independiente en Pacheco

Ubicada dentro del predio de la Biblioteca Popular J.J. Castelli, el espacio recuperado por la Cia. Teatral Ismobabón, se ha vuelto uno de los escenarios más importantes para las producciones independientes en la zona norte del Gran Buenos Aires.

Por Juan Ignacio Suarez

Caía la tarde y la noche iba llenando de sombras la plaza de Pacheco, sin ahuyentar a los grupos de amigos ni a los que con espíritu deportista corrían o caminaban incansablemente alrededor de la plaza. Cruzamos la calle para entrar a la biblioteca Castelli, y caminamos por su parque hasta la parte trasera del terreno, allí en la Sala Aparecidas, con el mate sobre la mesa nos esperaba Alejandro Rumberger, para contarnos la historia de la compañía teatral, que comenzó prácticamente en ese mismo lugar hace más de veinte años y luego de un periplo por distintos lugares de Pacheco, volvió a la Biblioteca y se consolidó como Compañía Teatral Ismobabón.

Creando el espacio

Este grupo de teatro nació como un desprendimiento del grupo “La Escoba” que funcionaba en una casilla de la Biblioteca, donde hoy funcionan los talleres de la UTN. En sus orígenes, con el nombre “viceversa” el grupo cambió de casa constantemente: durante sus comienzos, desde un garaje de una casa frente a la iglesia, luego radicándose en la Unión Vecinal Pacheco Sur, el Club Pacheco, pero nunca se desprendieron del todo de su inicial Biblioteca ya que allí realizaban algunas de sus producciones. Finalmente allá por el año 2009 la comisión directiva de la biblioteca les dio la oportunidad de hacerse cargo del galpón de atrás de la sala de lectura, que no estaba en el mejor de los estados, con los baños destruidos y las paredes impregnadas de humedad, que Ismobabón poco a poco fue transformando, pintando, construyendo un vestuario y un control de sonido. Así el grupo encontró su lugar donde poder echar raíces en lo que ahora ya no es más el galpón de la biblioteca sino la “Sala Aparecidas”, y consolidándose además con el nombre de “Compañía Teatral Ismobabón”, nombre que hace referencia a la militancia que habían tenido algunos de sus miembros en diferentes movimientos políticos (“ismos”) y por otro lado lo lúdico (“babón”), es decir que tanto en su formación como en las producciones artísticas que realizan hay una especie de mezcla entre lo lúdico y lo conciente.

La Sala

La sala, que con su nombre homenajea la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, ha logrado en sus 4 años y medio de vida un crecimiento asombroso, con  muy pocos recursos económicos. Es la única sala de teatro independiente de Tigre que funciona todo el año, con talleres y una variada oferta de producciones teatrales. De aquel galpón abandonado se pasó a una sala con capacidad para 150 espectadores (que en los últimos espectáculos realizados empezó a quedar chica) y una cantidad de aproximadamente 60 alumnos de todas las edades que acceden a clases que apuntan a una formación integral, abarcando más allá de aprender la técnica teatral. El objetivo es formar actores que conozcan y puedan participar en la puesta en escena de los espectáculos, fortaleciendo además un espíritu solidario entre los compañeros, de manera que cuando unos actúan otros puedan ocuparse de la entrada del público, o de la escenografía, luces, sonido o brindando otro tipo de asistencia, de acuerdo a las necesidades e inquietudes de cada uno. Es decir, además del oficio de actor se aprenden en paralelo otros oficios que tienen que ver con el arte escénico. Y esto tiene que ver – como nos dice Alejandro – con una relación distinta que tiene con la realidad un sujeto que se forma en grupos. En contraposición a la lógica de progreso individual que se propone generalmente, aparece una forma de construcción colectiva en la cual la necesidad de uno también es la necesidad del otro.

A diferencia de una sala de teatro comercial, la sala no tiene una productora que pueda sostener salarios ni publicidad, de modo que lo que se produce se hace con poco dinero y de manera “artesanal”, pero con muchos recursos técnicos y estéticos y con una gran vocación teatral. “Nosotros no hacemos teatro por dinero, lo hacemos por el placer de hacerlo, porque lo necesitamos y es nuestra forma de vida, y dentro de esa forma de vida intentamos hacer una búsqueda estética y una búsqueda ética. Si vienen cinco espectadores nos mataremos haciendo publicidad para que vengan cien, pero si vienen cien, vamos a estar contentos, pero no estamos solo pensando en cuanto dinero estamos generando. Es distinta la búsqueda estética y la relación con el hecho artístico, nuestro objetivo es expresarnos y encontrar una identidad propia, algo muy difícil y que se logra con años y años de trabajo” nos cuenta Alejandro.

La sala, como decíamos, no funciona solamente como aula, sino que han pasado por ésta numerosos festivales gestionados por Ismobabón, con la presencia de compañías teatrales independientes del interior del país y de otros países latinoamericanos como Nicaragua, México y Uruguay. Este año y durante varios meses se realizaron espectáculos infantiles los domingos a la tarde con entrada “a la gorra” y durante Septiembre y Octubre, los Sábados a las 21 horas con teatro para adultos, buscando no solo ofrecer variedad de espectáculos, sino también buena calidad.

La idea de la entrada “a la gorra” tiene un fundamento social. Es un sistema solidario que permite que cualquiera pueda ir a ver teatro, “el que tiene pone y el que no, no, pero se trata de construir conciencia de modo que el que puede pagar una entrada aporte de la misma manera que lo hace cuando va al cine o a ver un espectáculo en un teatro comercial, apuntamos a esa conciencia y generar público de manera sostenida.”


Esperando el comienzo de una función en la Sala Aparecidas

Aparecidas en el circuito

Como habíamos mencionado en la nota sobre la biblioteca Castelli, la Sala Aparecidas es un polo de teatro independiente más que importante, además de su gran cantidad de alumnos y de la rica oferta de espectáculos con un riguroso cuidado estético, la sala forma parte de la asociación “Norestada”, una red que nuclea a diferentes grupos de teatro de la zona norte del Gran Buenos Aires, y que además de organizar festivales y encuentros con las diferentes compañías en los espacios que componen la asociación, sirve como una gran fuente de difusión para las salas y centros culturales de la zona, logrando captar al público local.

“A partir de Norestada pudimos encontrarnos, una o dos veces al año, con 30 o 40 compañeros que tienen sus grupos y sus obras, compartir espacios, descubrir espacios nuevos, y es maravilloso. Nosotros, los grupos de teatro independiente de zona norte, hemos estado trabajando aislados como hormiguitas sin saber que existían otros grupos, y es fundamental conocernos y saber que hay una posibilidad de red. Esto nos permitió traer gente importante - dramaturgos, directores, etc. -  viajar y ver que más o menos estamos todos en la misma situación: buscando espacios donde desarrollar los grupos, donde encontrar historias para contar que sean interesantes y donde el grupo se pueda sostener sin necesidad de vender(se) para sobrevivir”.


Cierre del Encuentro Regional de Teatro Independiente con integrantes
de los grupos del Conurbano Norte. Dic. 2012

Mirando hacia un crecimiento continuo

Así como vemos en la naturaleza, el crecimiento de la sala es lento - tal vez imperceptible para el ojo distraído - pero constante. Además de los próximos retoques técnicos como son la incorporación de más luces o los cableados, está el ambicioso proyecto a largo plazo de ampliar la sala para poder montar espectáculos de teatro a la italiana, doble frente, circular, semicircular, etc. incorporando gradas para ampliar su capacidad.  El objetivo es que en ese lugar haya teatro por muchos años más, en una sala profesional “lo más profesional que se pueda” de modo que cualquiera que entre al lugar se sienta en una sala donde se puede montar cualquier tipo de espectáculo.

Una inquietud ineludible para nosotros generada por el nombre de la sala, fue la de la posibilidad de ver algún trabajo relacionado con el “Teatro por la Identidad” en Aparecidas, a lo que Alejandro nos comentó que siempre existió la posibilidad real de traer obras de este importante ciclo, pero que aún no se ha dado la oportunidad, aunque la idea de presentar una obra-debate en la sala esta siempre latente.

Así la sala Aparecidas de la mano de la compañía Ismobabón poco a poco va logrando algo muy importante, que no es solo acercar la cultura a General Pacheco, sino ser un pie fundamental en la creación de una cultura propia en nuestra localidad. “Somos emergentes culturales de Pacheco y estamos contentos de eso y realizamos una búsqueda artística con gente de este lugar. Tener este espacio representa mucho sacrificio, esfuerzo y trabajo pero también mucho placer y mucha certidumbre de que es esto lo que queremos hacer y compartir” concluye Alejandro.