Visita al nuevo Microestadio de la UTN

Visitamos el flamante edificio de 2.700 metros cuadrados y conversamos con su administrador, Guillermo Iglesias.

Corría el año 2009 y ante la sorpresa del ciudadano común que desde el puente de Pacheco miraba de reojo como avanzaba la construcción de un gran edificio en los terrenos de la Universidad Tecnológica Nacional, comenzaba a tomar forma lo que hoy es un Microestadio con capacidad para 3.000 personas sentadas y apto no sólo para realizar actividades deportivas, sino también recitales, festivales artísticos y demás eventos sociales y culturales.

Pasado el medio día de una tarde de verano, nos dirigimos a conocer las instalaciones y charlar Guillermo Iglesias, quien está vinculado con la Universidad desde el año 1995 y hoy cumple las funciones de director de Deporte y administrador del Microestadio. Con mucho entusiasmo nos mostró los diferentes espacios del edificio y café de por medio nos contó acerca de su construcción y funcionamiento.

La idea original era mucho más modesta, y respondía a la necesidad de brindar al estudiantado un espacio cubierto para realizar actividades deportivas - sin la necesidad de recurrir a instalaciones ajenas, como ocurria anteriormente - y teniendo en cuenta lo importante que son como complemento para la instrucción académica. Un dato no menor que se da en esta universidad es la cantidad de alumnos que realizan deportes dentro de la institución: Del total de la matricula, que en el 2009 ascendía a 1.000 alumnos, entre el 25 y 30% realiza alguna de las actividades que ofrece la facultad, cuando la media nacional es sólo del 6%.

Como decíamos, en el 2009 se inició la construcción gracias al aporte del Ministerio de Educación de la Nación, que obtuvo una partida especial gracias a la actuación del ex intendente de Tigre Sergio Massa cuando ocupaba el cargo de Jefe de Gabinete en la administración nacional. Con este dinero pudo comenzarse la obra luego continuada a ritmo más lento con fondos propios de la universidad, y en el 2012 el Municipio de Tigre hizo un aporte económico final para concluir la obra que en total demandó cerca de 11 millones de pesos.

Ahora, con el edificio terminado y con las primeras actividades en marcha, el objetivo es lograr que se pueda autogestionar y autosolventar sin perder de vista que su funcionamiento no tiene un fin de lucro, y una vez cubierto los costos pueda ponerse a disposición del estudiantado y de la comunidad en general. Actualmente los martes y sábados es utilizado de manera gratuita por la Fundación Powerchair, donde chicos discapacitados juegan al futbol en silla de ruedas motorizadas, y entrenan para competir a nivel regional y nacional. También el Microestadio ha sido cedido para realizar el cierre del Tigre Rock 2013 y un festival de patín artístico junto con el municipio de San Fernando. “Toda propuesta que venga de afuera (municipio, institución privada o particular) es analizada por la mesa administradora, integrada por 8 personas, que decide si se alquila o se presta y en qué condiciones. La idea es incluir dentro del microestadio actividades deportivas, recreativas y comunitarias, no solo propias de la facultad, sino también de la comunidad en general, del partido de Tigre y de otros municipios también” nos cuenta Guillermo.

Mantener una gestión equilibrada entre lo social y lo comercial no es fácil, pero es la aspiración de la administración, de modo que se pueda sostener el espacio y también de a poco atender a las necesidades de equipamiento que van surgiendo a medida que el lugar es utilizado. Actualmente cuenta con dos vestuarios equipados con duchas, baños y baños para discapacitados, vestuario para árbitros, rampas para llegar al suelo deportivo, salón multiuso y sala de primeros auxilios. El piso deportivo está hecho de hormigón y tiene una superficie de 900 metros cuadrados, donde se marcaron canchas de Fútbol 5, Basquet y Vóley con las medidas reglamentarias.