Historia de General Pacheco

Historia de la Parroquia Purísima Concepción

Antecedentes

Promediando el siglo XIX, la flamante estancia El Talar del General Angel Pacheco comenzaba a dar los primeros indicios de que pronto se transformaría en un pujante pueblo. En 1854, José Felipe Pacheco Reynoso, el mayor de los hijos de Angel Pacheco, elabora un reglamento para el arrendamiento de chacras, a través del cual se permitiría la radicación de nuevas familias - aunque de manera temporal - en las tierras que hasta entonces sólo eran ocupadas por la Estancia y un puñado de trabajadores dependientes directamente de sus dueños.

Resulta interesante el reglamento que se firma el 11 de junio de 1855 en el Juzgado de Paz de Las Conchas, con los primeros 18 chacareros y Román Pacheco (hermano de José Felipe), ya que en su artículo 12 dispone “Como es de esperar que Dios bendiga nuestras cosechas, y en el caso que ellas sean regularmente abundantes, nos comprometemos a dar todos los años á contar desde esta fecha dos fanegas del grano que mejor nos combenga para la formación de una capilla”.

En este documento se puede ver manifestada la intención -y la necesidad- de una capilla capaz de reunir a las familias pioneras del pueblo, y además de cumplir la misión evangelizadora tan importante para la vida de las personas en aquellos años, ser el lugar donde se registrarían nacimientos, casamientos y defunciones. Actos claves en la vida familiar y comunitaria que por aquellos años debian cumplirse en la iglesia de Las Conchas o de San Fernando, muy lejanas e inaccesibles (por malos caminos) para las familias locales.

En 1869 se produce el primer censo nacional, y arroja como resultado en el legajo para “Campaña-Chacras de Pacheco” un total de familias compuestas por un total de 326 personas.

Una promesa dio paso la construcción

Más allá de la necesidad y voluntad de los chacareros en la construcción de una capilla, su construcción se debió fundamentalmente a una promesa que habian realizado José Felipe Pacheco Reynoso y su esposa, Agustina Anchorena, casados en agosto de 1865 en la parroquia Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires.

Con la muerte de Angel Pacheco, el 25 de septiembre de 1869, José Felippe hereda una parte importante de su fortuna y, particularmente, el casco de la estancia El Talar. Esta riqueza se suma a la fortuna de su esposa, que ostentaba uno de los apellidos más prestigiosos de la época.

Pero no todo es dinero en la vida, y ellos encontraron una de sus mayores frustraciones en la dificultad para poder tener descendencia. Así, llegaron a hacer una promesa a la virgen: si Agustina quedaba embarazada, construirían una capilla para la adoración de la Pura y Limpia Concepción de María.

Sin embargo, no existe información sobre el embarazo de Doña Agustina, ya que su hijo, José Agustín nació en Madrid el 16 de noviembre de 1878 y por ser muy delicado de salud, recién pudieron regresar a nuestro país cuando éste tendría dos años (no se tiene documentación que acredite el momento exacto de ingreso).

En el año 1881, José Felipe envia una nota al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha, en la cual solicita autorización para formar un Pueblo, en el cual se compromete “...construir a mi costa una Capilla destinada al Culto Católico; y obtener del vecindario que puebla las chacras, que costée la construcción del edificio de escuelas…”

Si bien la fundación del pueblo no llega a concretarse por no tener la aprobación del municipio de Las Conchas, la idea de construir la capilla no cesa.

Los Pacheco-Anchorena habían visitado Italia, deslumbrados por la policromía de sus iglesias, y por la similitud del material disponible en nuestras tierras y el no muy alto costo constructivo, se sienten así atraídos por edificar la iglesia basados en el estilo gótico florentino.

Así en el año 1884 contrata al joven arquitecto francés Augusto Plou para la realización de los planos de la futura capilla, los cuales finaliza en julio de ese año.

Rápidamente, José Felipe inicia un expediente ante el Arzobispado de Buenos Aires solicitando su autorización para construir la capilla. En la nota, justifica la decisión diciendo:

“Los móviles que han impulsado á ello son-
1º Dar cumplimiento á una promesa que hicimos con mi Señora esposa-
2º Tener el proyecto de erigir allí un pueblo, y creer que es el templo, lo primero que debe levantarse y servir de base, á la formación de toda población Católica-
3º Haber ya en mis campos y sus alrededores, un gran vecindario, que está privado de cumplir con sus deberes religiosos, por la gran distancia y malas vías de comunciaciónque existen hasta los Templos próximos, de San Fernando y las Conchas, viéndose privados por las mismas razones, de toda clase de educación, los niños que en numero crecido habitan también esos lugares”.

Y aclara:

“Todo este edificio será mandado construir por mi particularmente, y será también por mi sostenido el Señor Capellan y la escuela a pesar que como lo he manifestado antes, sus servicios serán en beneficio público-”

Dos días después, el 27 de agosto de 1884, recibe la autorización del Arzobispo.

El siguiente paso sería iniciar la construcción, y para eso José Felipe contrató a don Francisco Erril el 2 de febrero de 1885, quien debía realizar la obra en diez meses. Se trataba de un templo imponente con capacidad para 300 personas, una enormidad para los escasos pobladores de aquella época, pero con la visión de que pocos años después iba a ser, como lo es hoy, plenamente aprovechado.

La inauguración de la capilla estaba prevista para el 1º de mayo de 1886, pero por cuestiones climáticas fue suspendida para el día 4. Durante el acto, habló el Obispo Federico Aneiros y Pastor Obligado (funcionario del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires).

Junto con la Capilla se abre la Casa Parroquial, cuyo objetivo era que funcionase como casa-escuela, siendo los primeros maestros los sacerdotes remunerados por el mismo José Pacheco.

Reformas

Agustina muere en París en 1888 a los 46 años de edad, mientras efectuaba un tratamiento de una enfermedad que padecía. Su cuerpo embalsamado fue alojado en la cripta de la Capilla en 1890. Mientras tanto su esposo, quien aparentemente no había regresado a Buenos Aires en ningún momento, abre en Italia, un concurso para elegir un artista plástico que decorara la Capilla que su mujer le había ofrendado a la Virgen.

Modesto Faustini fue el seleccionado para pintar los cuatro frescos que están en la cúpula de la Capilla. Uno de los trabajos más conocidos del pintor en Europa  fue la decoración de la Capilla de Loreto.

El alto relieve de mármol blanco, que está en el altar, lo hizo el reconocido escultor romano Ettore Ferrari. La pieza tiene grabada la fecha de su elaboración: 1893. Cuentan los investigadores que durante el trayecto que se hizo con el mármol desde la estación del ferrocarril hasta la Capilla, éste se quiebra. Todavía hoy puede verse la rajadura.

Imágenes de la Capilla

Frente

Interior

Con la reforma litúrgica de 1963 -Concilio Vaticano II- se contruyó, años después, una mesa con frente a los fieles, para la ceremonia de la Misa.  Se eliminan la barandas que estaban frente al Altar y las naves laterales.  Hacia 1975 se agrega la Cruz con Cristo, ubicada en el lateral derecho, cerca de la Pila Bautismal.

La reforma más importante estuvo en el Altar.  Se supone que había cinco frescos en lugar de los cuatro que adornan la bóveda del mismo.  La base de esta creencia la constituyen las dos columnas que sirven de laterales al altorrelieve, que no son originales, no cumpliendo ninguna función específica en el decorado.  Los frescos a los que hacíamos mención fueron pintados por el artista italiano Modesto Faustini, muy popular en su época y venido a estas tierras, específicamente, para realizar este trabajo.

El exterior del templo guarda, a pesar de los años, el mismo aspecto original.

Sacerdotes

Desde el presbítero Domingo Mazzeo, primer sacerdote, maestro de escuela e hijo de lugareños, hasta la actualidad, muchos sacerdotes estables hubo en nuestra iglesia.

Al principio eran enviados por la Parroquia de Las Conchas, de la cual dependía para celebrar misas y administrar algún sacramento.  Así pasaron por nuestros pagos los Padres: Mazzeo, José Vidar, Madanago, Justino Verniel, Maestre, Guida, Torres, etc. 

Hubo largos períodos sin clérigo, tal fué así que se hizo popular el dicho “no tenés cura, como la iglesia de Pacheco”, para aquel que no contaba con buena salud.

Más hacia nuestra época se puede mencionar la actuación del Rvdo. Améndola de Tebaldi y a José Egoscue, nombrado luego de la creación de la Parroquia de la Purísima Concepción, para separarla de la Inmaculada de Tigre, a la que pertenecía.  Este hecho se produce el 7 de Setiembre de 1963 por disposición del Obispo de San Isidro, Monseñor Aguirre.

Durante 1970 se designa al nuevo párroco, un hombre de 56 años, baja estatura, voz pausada y suave, pero con un fuerte carácter y definida vocación.  Su misión sería la de organizar toda la actividad pastoral de su nuevo habitat espiritual.  Su nombre: Juan Premat.  La labor del Padre Juan fué muy amplia ya que atrajo a muchos laicos a la iglesia, organiza el consejo parroquial, realiza las asambleas anuales y comienza la mayor obra espiritual que hasta ese momento se había encarado.  Instala varios centros misionales con lo cual el auxilio espiritual estaría donde la gente lo necesitara.  La Iglesia Purísima Concepción se convierte en un punto dinámico y su labor se acrecienta día a día.

Durante 1986 se celebraron los 100 años de los primeros edificios públicos de Pacheco: La capilla y la Escuela.

Fuente:
• Asociación Histórica de General Pacheco
• Investigaciones de la historiadora Rosario Garcia de Ferraggi

Tal vez te interese...